Con su venia Señor Presidente. Compañeras y compañeros senadores.
Licenciado Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, bienvenido al Senado de la República, para iniciar con la Glosa del Informe del Estado General que guarda la Administración Pública del País.
En nombre del Grupo Parlamentario del PRI, refrendamos nuestro compromiso para consolidar la transformación política y social iniciada por el Presidente Enrique Peña Nieto.
Estamos en la ruta de traducir las 13 reformas estructurales en beneficios para la población.
Nuestra contribución legislativa es para formalizar esos cambios estructurales que impulsen la integración de un país más justo, incluyente y con mayores oportunidades.
Es innegable que los tiempos que vive México no son los mismos tiempos de hace 15 o nueve, o incluso hace tres años.
Hoy se ha establecido un gobierno abierto que da especial lugar a las demandas de la ciudadanía para fortalecer todos los asuntos que engloba la política interior.
Los cambios logrados en este gobierno han regresado al país el rumbo que necesita y que la sociedad nos demanda.
En el pasado reciente, México no había tenido esta oportunidad de alcanzar prosperidad ni el desarrollo base para el fortalecimiento del tejido social.
Que quede claro, a México lo construimos todos aún en momentos difíciles.
El Estado de Derecho es firme y no hay quien lo pueda romper, porque somos un país de instituciones y en donde todos exigimos paz, seguridad y justicia.
La gestión impulsada por el titular del Ejecutivo federal hacia los estados y los municipios, transita ya como una práctica habitual.
Ha logrado canales de comunicación y coordinación para atender los diversos problemas que el país enfrenta.
Se han reestablecido las condiciones de gobernabilidad, rompiendo el contexto de parálisis que mantenía atado a nuestro país a un modelo de desarrollo desfasado de la realidad.
Tenemos en Miguel Ángel Osorio Chong a un Secretario que dialoga, suma, resuelve y da la cara.
Reconocemos secretario, su gestión política para fortalecer la gobernabilidad y construir consensos con todas las fuerzas políticas, sin importar cuán grandes sean las diferencias ideológicas.
Todos hemos sido testigos de su forma de hacer política de base.
¿Hace cuánto no se veía al Secretario de Gobernación, asumir el compromiso de hablar de frente y ser el canal de comunicación para resolver conflictos?
¿Hace cuánto un Secretario de Gobernación no recorría el país como usted lo ha hecho, para hablar directamente con los sectores sociales?
Aunque hay quienes no lo quieran reconocer, hoy tenemos una estrategia de Estado para combatir eficazmente la delincuencia.
Que ha costado trabajo, sí, porque fueron muchos años en donde el gobierno federal no encontraba la brújula para enfrentar al crimen.
No olvidemos que veníamos de un incremento entre 2006 y 2012 de 175 por ciento en la tasa de homicidios.
Gracias a la nueva dinámica de coordinación y colaboración, este indicador se redujo de 22 homicidios por cada 100 mil habitantes en 2012, a tan sólo 16 en 2014.
Esta es la cifra más baja en 6 años. Y regresa a los niveles de la primera mitad de los años 90, cuando comenzó una tendencia decreciente de 15 años, que se revirtió en tan sólo dos años, entre 2006 y 2008.
Los avances de los que hoy se da cuenta, han cambiado el rostro de muchas familias y comunidades.
Esto no significa que todo esté resuelto.
Pero este Gobierno, comprometido con la seguridad de nuestra nación, estratégicamente enfrenta los retos y da la cara ante los desafíos.
Sin importar en qué parte del país se hayan originado o quienes lo hayan propiciado.
Atrás quedaron los años en los que se privilegiaban las alianzas anti-natura y los cálculos electorales, por encima del interés general y del impulso de una agenda común por el bien de México.
Y pregunto ¿no es conflicto de interés solapar la toma de la avenida Paseo de la Reforma, en 2006, desde la jefatura del gobierno del Distrito Federal, donde se perdieron muchos empleos y se afectaron negocios por dudosos intereses políticos?
Así se habla de sana distancia, mientras otros nos ocupábamos de evitar el colapso institucional.
En materia de seguridad, el reto sigue siendo mayor. No obstante se está construyendo un nuevo estándar de reacción y control del fenómeno delictivo.
La finalidad es reducir la violencia generalizada desde hace años.
No hay ni habrá lugar y escúchenlo bien todos para la impunidad, sobre todo derivada de la corrupción.
La estrategia de seguridad pública tiene como base fundamental la vigencia y pleno ejercicio de los derechos humanos, evitando acciones policiales que lastimen el tejido social.
Sin duda, la fórmula ha cambiado, ya no se combate la violencia criminal con violencia institucional.
La base de la estrategia impulsada por el Presidente Peña, escúchenlo bien, es la prevención.
Por eso, a petición del Gobierno, el INEGI por primera vez en la historia aplicó en 2014 la Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia.
Esta moderna herramienta de evaluación y seguimiento, va a permitir enfocar mejor la política de prevención y los recursos públicos para implementarla, en beneficio de la sociedad.
Otro ejemplo exitoso es el Programa de Rescate de Espacios Públicos, que ha rehabilitado más 2 mil 300 espacios en beneficio de más de 10 millones de personas.
Con el debido impulso a la cultura, el deporte, la construcción de espacios de convivencia y recreación se fomenta la recuperación de la tranquilidad.
La estrategia operativa va al origen de los problemas y no sólo a sus efectos.
Se ha dejado atrás el uso desmesurado de la fuerza pública.
Ahora se privilegia la ejecución de inteligencia mediante el uso de herramientas tecnológicas en la investigación, persecución y captura de los delincuentes.
Reconocemos el apoyo decidido para la implementación del nuevo sistema de justicia penal en todo el país, acercándonos a cumplir en tiempo y forma con los tiempos que marca la reforma constitucional.
Es evidente que este gobierno en su compromiso con la justicia no discrimina banderas ni ideologías para servir a la gente.
El respeto a los derechos humanos es parte fundamental de su política de Estado.
Así se está haciendo ante la tragedia de Iguala, siempre con un indeclinable afán de verdad y justicia, y sin importar que haya quienes pretendan lucrar políticamente con el dolor ajeno.
No utilizamos ni la violencia verbal ni la mentira y menos el ponernos a llorar con lágrimas de cocodrilo huecas.
Así lo dijeron los padres de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Debemos reconocer que el Estado mexicano dio un paso trascendente en la aceptación de la valoración técnica realizada por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la CIDH, incluso ampliando su mandato posterior a la entrega del reporte.
Quienes intentan denigrar y desprestigiar a las instituciones de seguridad pública, olvidan que éstas cumplen una función compleja al servicio de los ciudadanos.
Son esas mismas fuerzas federales y el Ejército que muchos atacan desde la irresponsabilidad, las que hoy sirven con entrega al país.
Ustedes saben bien que el problema – y lo subrayó- inició en el estado de Guerrero y los primero que queremos la verdad somos los priistas.
El primer interesado y comprometido con la verdad es el presidente Enrique Peña Nieto.
Algunos vienen aquí y nos dicen con cinismo a reclamar cuando saben bien que vivieron del sistema, de ese sistema que reniegan, y hay que ser congruentes señores senadores.
No es con estridencia ni populismo como se construye un México mejor.
Es fortaleciendo las instituciones como podemos enfrentar y remontar cualquier desafío.
Señor Secretario:
La glosa sobre el Tercer Informe de Gobierno debe ser una oportunidad para identificar los avances, desafíos y oportunidades de cara al presente y porvenir de la Nación.
En ello radica la función de control sobre el ejercicio del poder político.
Hacer de este ejercicio democrático un espacio para el discurso demagógico y a las descalificaciones infundadas, son un despropósito frente al Estado Constitucional y Democrático de Derecho.
Dignifiquemos este debate con seriedad, responsabilidad y los argumentos propios de verdaderos representantes de la Nación.
Evitemos la apología del delito y la defensa de posiciones dogmáticas anquilosadas e inquisitorias.
Dignifiquemos este recinto de la democracia, atendiendo a la exigencia democrática de nuestra nación, con plena vocación de Estado.
Fortalezcamos nuestras instituciones.
Demostremos que el debate entre el poder Legislativo y el poder Ejecutivo sirve para construir acuerdos.
Acuerdos que se reflejen en acciones de gobierno que atiendan los grandes desafíos que enfrenta nuestro país.
Es lo que hoy se está demostrando desde la Secretaría de Gobernación, con una Política de Estado en materia de seguridad que bien ha descrito el secretario, basada en 6 ejes:
1) La Coordinación intergubernamental: un serio pendiente en la Administración pasada. Hoy, se puede presumir que el Secretario ha honrado su compromiso de mantener reuniones regionales de coordinación de alto nivel.
2) Presencia federal focalizada: las fuerzas federales ya no están diseminadas por todo el país. Hoy, su presencia atiende estratégicamente a la contención y atención de situaciones focalizadas.
3) Inteligencia por encima del enfrentamiento.
4) Presencia federal bajo el llamado de autoridades estatales.
5) No politizar la seguridad: La Secretaría ha cumplido su compromiso de no llevar los temas de seguridad al terreno político.
6) Cambio de la narrativa en temas de seguridad: ya no hay espectáculos ni montajes en la captura de los delincuentes; éstos se hacen con apego a la ley, a los protocolos de seguridad y al respeto de los derechos humanos.
Señor Secretario, reciba usted del Grupo Parlamentario del PRI el respaldo y reconocimiento a la función de política interior desarrollada por el Ejecutivo Federal.
Asimismo estamos convencidos que el presidente Enrique Peña Nieto es el gran transformador de México.
Es cuanto Señor Presidente.